Garelia é un novo espazo que forma parte do círculo de xiz que debuxamos alumnado e profesores de 2º de BAC do IES de Betanzos dende o curso 2007-2008.
Nel queremos incluir:
* Referencias á historia contemporánea relacionadas con Betanzos e súa comarca
* Pequenos traballos de investigación de historia local
* Aportacións de historia oral coas testemuñas dos familiares, amigos, veciños...
* Presentación de obxectos, lugares...con historia que teñan que ver coa nosa comarca ou se atopen nela.
En fin unha historia humilde, escrita con xiz, para aprender a xiztoriar
1 comentario:
La primera entrada al blog fue el 30-9-07, “Algo de xiz-toria para comenzar”.
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UNHA PEQUENA ADIVIÑA XIZTÓRICA ( grandes premios)
Empezo cunha pequena explicación.
Este verán agasalláronme cun libro editado pola Comunidade de Madrid conmemorando o 2 de maio de 1808. Titúlase "1808. El dos de Mayo, tres miradas". A cousa é que se recollen tres textos literarios que teñen algo que ver co acontecemento. Unha carta dun contemporáneo, José Mª Blanco White, un dos Episodios Nacionales de Pérez Galdos e una novela de Alejo Carpentier, "El siglo de las luces" (recoñezo que esta última a tiña pendente de lectura dende hai anos e desta vez foi o momento, afortunado sen dúbida)
Ben pois, logo de recomendarvos a lectura de calquera destas tres propostas ( especialmente a novela de Carpentier) vou propoñer unha adiviña.
Resulta que o libro de Alejo Carpentier ábrese cun texto descriptivo no que se refire a unha "Máquina", "Puerta-sin batiente"... O que propoño é descubrir a que se está a referir o autor. Ei vai o texto, que o disfrutedes ( e se vos anima a ler a novela...mellor que mellor...aproveitade que aínda no tedes que estudiar nada)
Las palabras no caen en el vacío
ZOHAR
Esta noche he visto alzarse la Máquina nuevamente. Era en la proa, como una puerta abierta sobre el vasto cielo que ya nos traía olores de tierra por sobre un Océano tan sosegado, tan dueño de su ritmo, que la nave, levemente llevada, parecía adormecerse en su rumbo, suspendida entre un ayer y un mañana que se trasladaran con nosotros. Tiempo detenido entre la Estrella Polar, la Osa Mayor y la Cruz del Sur -ignoro, pues no es mi oficio saberlo, si tales eran las constelaciones, tan numerosas que sus vértices, sus luces de posición sideral, se confundían, se trastocaban, barajando sus alegorías, en la claridad de un plenilunio, empalidecido por la blancura del Camino de Santiago…-Pero la Puerta-sin-batiente estaba erguida en la proa, reducida al dintel y las jambas con aquel cartabón, aquel medio frontón invertido, aquel triángulo negro, con bisel acerado y frío, colgado de sus montantes. Ahí estaba la armazón desnuda y escueta, nuevamente plantada sobre el sueño de los hombres, como una presencia –una advertencia- que nos concernía a todos por igual. La habíamos dejado a popa, muy lejos, en sus cierzos de abril, y ahora nos resurgía sobre la misma proa, delante, como guiadora – semejante, por la necesaria exactitud de sus paralelas, su implacable geometría, a un gigantesco instrumento de marear-. Ya no la acompañaban pendones, tambores ni turbas; no conocía la emoción ni la cólera ni el llanto, ni la ebridad de quienes, allá, la rodeaban de un coro de tragedia antigua, con el crujido de las carretas de rodar-hacia-lo-mismo, y el acoplado redoble de las cajas. Aquí la Puerta estaba sola, frente a la noche, más arriba del mascarón tutelar, relumbrada por su filo diagonal, con el bastidor de madera que se hacía el marco de un panorama de astros. Las olas acudías, se abrían, para rozar nuestra eslora; se cerraban, tras de nosotros, con tan continuado y acompasado rumor que su permanencia se hacía semejante al silencio que el hombre tiene por silencio cuando no escucha voces parecidas a las suyas. Silencio viviente, palpitante y medido, que no era, por lo pronto el de lo cercenado y yerto… Cuando cayó el filo diagonal con brusquedad de silbido y el dintel se pintó cabalmente, como verdadero remate de puerta en lo alto de sus jambas, el Investido de Poderes, cuya mano había accionado el mecanismo, murmuró entre dientes: “Hay que cuidarla del salitre”. Y cerró la Puerta con una gran funda de tela embreada. Echada desde arriba. La brisa olía a tierra –humus estiércol, espigas, resinas- de aquella isla puesta, siglos antes, bajo el amparo se una señora de Guadalupe que en Cáceres de Extremadura y en Tepeyac de América erguía la figura sobre un arco de luna alzado por un Arcángel.
Detrás quedaba una adolescencia cuyos paisajes me eran tan remotos, al cabo de tres años, como remoto me era el ser doliente y postrado que yo hubiera sido antes de que Alguien nos llegara, cierta noche, envuelto en un trueno de aldabas; tan remotos como remoto me era ahora el testigo, el guía el iluminador de otros tiempos, anterior al hosco Mandatario que, recostado en la borda meditaba –junto al negro rectángulo encerrado en su funda de inquisición, oscilante como fiel de balanza al compás de cada ola…-. El agua era clareada, a veces, por un brilllo de escamas o el paso de alguna errante corona de sargazos.
Alejo CARPENTIER; El siglo de las luces
E sugerencias cinematográficas.
Pareceme que ten un gran valor porque desta maneira podes resorver algunhas dudas sobre a xiz toria jejje ademais suxire entradas moi interesantes relacionadas con este tema
Felicidades exalumnos e xiz-toriadores!!
Tamara y letty
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