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29/6/11

Posguerra. O silencio


Dous extractos tomados de Luis García Montero na sua revisión da vida do poeta Ángel González.(que, por certo, leo gracias ao consello de Francisco e  á inestimable paciencia de Raquel...¡xa estou rematando!)


"Había cosas, detalles familiares y pormenores históricos que entonces no se comentaban. España había cambiado de conversación. La memoria no formaba parte de las costumbres públicas, sino de los dolores privados, de lo que ocurría en un mundo escondido, en otro lugar, el país del silencio, que acababa de fundarse y empezaba a respirar, a moverse a sentir, mientras aprendía a custodiar sus secretos bajo las banderas, las bandas de música, los altares, la humillación y el uso cotidiano de la obediencia. Debieron pasar muchos años, procesiones, desfiles, nacimientos, una baraja interminable de amaneceres y atardeceres y, por fin unas elecciones democráticas eternamente deseadas, para que se le acercase a Ángel, a la salida de una de sus lecturas de poemas, una señora muy anciana, hija de la maestra de Salas [el lugar en el que había sido fusilado Manolo, el hermano mayor de Ángel] Conocía desde niña a la familia y quería contarle algo."(pxs. 284-285)

"Lo comentaron una noche Maruja y su madre. Ángel se acostaba a su lado en una cama instalada en el despacho, cerca de la puerta del dormitorio compartido por las dos. No podían disponer de cuarto propio, porque la familia s había visto obligada a recibir huéspedes para buscar una salida al naufragio económico. Casa honrada y limpia recibe huéspedes decentes en régimen de pensión completa. Razón en Avenida de Galicia, 8, tercero izquierda. Cuando lo creían dormido, su madre y su hermana hablaban de las cosas que preferían mantener en silencio delante de él. Los cuchicheos sonaban en las habitaciones de luces apagadas como un testimonio más de la doble realidad que se había apoderado de sus vidas. No eran solo ruidos, sino el síntoma de una comunidad larvada, una forma de existencia, una red de silencios para mantener en público y de palabras pronunciadas para no ser dichas jamás en voz alta. Era el modo en el que María y Maruja hablaban de si mismas y de aquello que no podía exponerse en un pliego de descargos, el medio por el que Ángel se enteraba sin enterarse de la situación, de los matices de un tiempo difícil y lleno de buitres , porque una cosa era la época con sus banderas y sus consignas, y otra las personas, los ventajistas (…) los patriotas que aprovechaban el momento para vengarse o robar en beneficio propio.”(pxs. 313-314)

Luis García Montero; Mañana no será lo que Dios quiera; Alfaguara, Madrid 2009.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que bien describe ese momento donde las palabras salen de escondite, bajo la intimidad de la noche,dando libertad al pensamiento e idea más aculta...

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