Si coges un libro de historia
y lo aprietas con las manos,
verás salir por sus costuras
regueros de sangre.
Ábrelo.
Leerás que los vencedores
siempre apelan
a Dios
y a la ley
y a la verdad
y a la patria,
pero ganaron porque tenían
más soldados,
más cañones,
más caballos
y generales que estudiaron mejor
las líneas rojas de los mapas.
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