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18/6/09

"Eleni" de Theo Angelopoulos. Música de Eleni Karaiundrou (2 de 4)


El pensador apátrida, nacido en Rumania en 1911 y muerto en París en 1995, Emile Cioran decía que "toda música verdadera nos hace palpar el tiempo". En Eleni Karaindrou, es la memoria recobrada, porque después de un tiempo transcurrido, siempre es vital regresar al origen, sea cual fuere el destino final. Además, sus composiciones, rebasan todo tiempo y espacio y, claro está, nos hacen vivir la experiencia de la memoria recobrada.
Eleni Karaindrou nació en una aldea montañosa de Grecia llamada Teichio, se convirtió en colaboradora permanente del director Theo Angelopoulos componiendo la banda sonora para sus películas, como La Mirada de Ulises (1995), La Eternidad y un Día (1998) (ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes) y Eleni (2004). Cuando el periodista Steve Lake preguntó a Elena Karaindrou qué sonidos recordaba de cuando era niña, la compositora respondió: “La música del viento, la que hacía la lluvia sobre los techos de teja y el agua corriendo. El canto del ruiseñor y el silencio de la nieve. Recuerdo las voces agudas y polifónicas de las mujeres de mi pueblo que cantaban, mientras recogían el maíz, con sus hijos a sus espaldas contando las estrellas. Todavía puedo recordar las melodías bizantinas que se tocaban en la iglesia y las voces de los hombres que las coreaban”.
La banda sonora de esta historia marcada por el sentimiento de lo trashumante no podría partir de una estructura total o definida…Porque no se trata de la música para ilustrar un viaje en el sentido de asociar cada movimiento con la belleza del paisaje o los sentimiento bondadosos que inspira su contacto. El refugiado lleva consigo recuerdos, angustias, miedos, incertidumbre, nostalgia, dolor… la intensidad emocional que emana de las imágenes de Angelopoulos requiere para su debida interpretación notas alargadas, tonos duros, cuerdas tensas, metales melancólicos y voces que evoquen el trino desesperado de gorriones. Una música construida de fragmentos, de modo tal que las emociones queden atrapadas y a la deriva en una pleamar de sentimientos contradictorios por las muchas cicatrices abiertas que deja tras de si la devastación. Eleni Karaindrou nos ofrece las composiciones adecuadas para la gran tragedia histórica en la memoria griega moderna que significaron las emigraciones desde Odessa y Smyrna. Nada mejor que los lamentos de un Corno Francés, las agudas notas desesperadas de una Lyra de Constantinopla, la terrible nostalgia que evoca las voces sin esperanza de un Acordeón, la espiritualidad sin Dios del Harpa, la profundidad del Violonchelo, las cuerdas atormentadas de La Camerata, Athens String Orchestra y la tragedia cotidiana que nos evoca el Hellenic Vocal Ensemble. La conjunción de tantos instrumentos musicales sagrados deriva en un leguaje musical metafórico, atemporal, mundano y a la vez místico. La música es un poema en sí misma que nos cuenta una historia que es universal y que de ninguna manera es exclusiva de un territorio, su expresión es una larga perífrasis de la búsqueda perenne de sentido hasta su inescapable final: “pasaste la mano sobre la hierba y cuando la levantaste algunas gotas rodaron hacia abajo, sobre la tierra, como lágrimas condensadas de un gran río de soledad.”


Textos tomados de...
http://audio.urcm.net/Dos-discos-de-la-compositora
http://duncan-bestiariolugburz.blogspot.com/2008/06/la-msica-de-eleni-karaindrou-para.html


Desvío por obras:
http://avaxhome.ws/music/discography/eleni_karaindrou_ecm_discography.html

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