Cuando los antropólogos e historiadores nos acercamos al estudio de los primeros homínidos surge siempre la pregunta acerca de cuales fueron las claves en el proceso de hominización. ¿que nos hizo humanos separándonos del resto de primates?... Que si el lenguaje, que si el pulgar oponible y la capacidad para fabricar instrumentos... Dejemos ahora a un poeta, Luis Alberto de Cuenca, que nos dé una pista importante sobre el proceso de hominización(entendido, por cierto, como un "inconclusum" algo en realización en cada uno de nosotros). Porque lo que pudo-puede ser clave está.... debajo de la piel.
Espero que os emocione como a mi me ha emocionado.
DEBAJO DE LA PIEL
Dos millones de años después, tengo tan claro
que el viaje hacia el lenguaje y hacia la inteligencia
no precisaba alforjas, que me sacan de quicio
los que distinguen entre personas y animales,
como si hubiera alguna diferencia entre el hombre
y el resto de los seres vivos del planeta
que no sea a favor de estos últimos. Pero,
al margen de este hecho incontestable, existe
algún hecho menor que justifica, acaso,
el dolor de ser hombre: debajo de la piel
de la especie hay un hueco para el temblor inútil
y hermoso que transmiten los poemas homéricos,
la Eneida de Virgilio, el teatro de Shakespeare,
las Sonatas de Valle o los cuentos de Borges,
por citar sólo cinco momentos memorables
de la literatura universal. No salvan
a nadie, ni nos quitan atávicas zozobras,
pero nos comunican un placer que mi perro,
con ser bastante menos desdichado, no siente.
Dos millones de años después, tan sólo eso
ha valido la pena.
LUIS ALBERTO DE CUENCA
“Por fuertes y fronteras”(1996)
En "Antología Poética". Castalia pxs. 180-181
P.D. Seguro que se os ocurren montones de cosas más (perfectamente inútiles)que provocan ese temblor por debajo de la piel y os animo a dejarlas aquí por escrito . Por mi parte... el Requiem de Fauré, la risa de Raquel y un abrazo de mis padres y/o mis hijos.
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