Se trata, quizás, de una de las viñetas más famosas
que se publicaron durante la
España de la Restauración. En la revista satírica Cu-Cut! se
publicó en 1905 un chiste gráfico que ridiculizaba al ejército:
AL
FRONTÓN CONDAL
-
¿Qué se celebra aquí, que hay
tanta gente?
-
El Banquet de la Victoria.
-
¿De la victoria? Ah, vaya,
serán paisanos.[quiere decir civiles, no militares]
Para apreciar en toda su extensión la repercusión
que tuvo esta viñeta aparentemente inocente hay que tener en cuenta que:
1) Desde las derrotas en Cuba y Filipinas en 1898
el ejército se encontraba muy desprestigiado.El
ataque sobre el “¡Cu-Cut!” Fue impulsado por una serie de chistes contra
el ejército, que no solo reflejaban la pérdida de respeto hacia el ejército
como consecuencia de la perdida de Cuba en 1898, sino además el comienzo del
auge del catalanismo
2) Este catalanismo avanzaba con fuerza, y su
irrupción era entendida por el ejército y los sectores conservadores como una
consecuencia más del Desastre
del 98.
El chiste ironiza al negar la posibilidad de que el
ejército pudiese celebrar una victoria. Realmente el “Banquet de la Victoria” a que se
refiere fue un acto de la
Lliga Regionalista para celebrar su éxito en las municipales.
El militar da por hecho que si dicho acto celebra “una victoria” esta desde
luego no puede ser militar, ridiculizando así la crisis por la que pasaba el
ejercito español.
El
ejército, ya disgustado por los bajos sueldos, la baja moral, y el catalanismo,
que veían como un retorno al pasado medieval que no hacia mas que debilitar a
España, no pudo soportar el afronte a su honor que percibían en muchos de los
chistes del “¡Cu-Cut!”, especialmente los que les comparaban desfavorablemente
con ejércitos extranjeros. Por eso la viñeta fue muy mal recibida en el
ámbito castrense. La noche del 25 de
noviembre de 1905, entre doscientos y trescientos oficiales marcharon sobre las redacciones de La
Veu
de Catalunya y el propio Cu-Cut saqueándolas y linchando a los
viandantes a sablazos a gritos de “¡Viva España!”.
Una de las consecuencias directas de toda esta
polémica fue la Ley
de Jurisdicciones. Fue impulsada por presidente del Consejo de Ministros, Segismundo
Moret, y por el ministro de la
Gobernación, el conde de Romanones, con claro apoyo de Alfonso
XIII, como reacción ante los hechos del ¡Cu-Cut!.Por la misma, la política, la prensa, los partidos, prácticamente
todos los ámbitos de la vida civil quedaron bajo la vigilancia y la
jurisdicción de las Fuerzas Armadas, ya que toda ofensa “contra la Patria y el Ejército” seria
juzgada por tribunales militares. Con esta ley, aprobada tras cuatro meses de
forcejeos, altas presiones y escándalos, se resolvía un largo contencioso entre
el poder civil y el militar, con derrota del primero, ya que los delitos de
prensa habían sido reivindicados por la justicia ordinaria y se resolvían
mediante jurados. Se trataba, pues, de un ejemplo más de la injerencia del poder
militar sobre el civil.
Esto
llevó a la instauración de un militarismo, las relaciones entre el ejército y
la sociedad civil discurrieron por unos caminos cada vez más tensos, y un
consiguiente debilitamiento del régimen liberal que tuvo su culminación
natural, años después, en la insurrección de 1936.
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